EL DUELO
Este decálogo sobre el duelo, me parece una gran reflexión, pues no solamente viene a ayudar a los niños/as, nos hace conscientes a todos del proceso de duelo por el que pueden pasar los menores, de la necesidad de exteriorizar sentimientos, de la importancia del acompañamiento emocional y de la necesidad de explicar la muerte de forma clara sin tabús ni prejuicios.
DECÁLOGO DE LOS DERECHOS DE LOS NIÑOS Y NIÑAS RESPECTO AL DUELO Y LA MUERTE
1. Tengo derecho a tener mis propios sentimientos por la muerte de un ser querido. Puedo enfadarme, sentirme triste o solo/a. Puedo tener miedo. Puedo sentirme insensible a lo que me rodea, o a veces, puedo no sentir nada en absoluto. Nadie sentirá exactamente lo mismo que yo.
2. Tengo derecho a hablar de mi dolor siempre que tenga ganas. Cuando necesite hablar, encontraré a alguien que me escuche y me quiera. Cuando no quiera hablar, no pasará nada; también estará bien.
3. Tengo derecho a expresar mis sentimientos a mi manera. Puedo jugar y reírme. También puedo enfadarme y portarme mal. Esto no quiere decir que sea malo/a, sino que tengo sentimientos que me asustan y que necesito que me ayuden a hablar de mi dolor siempre que tenga ganas.
4. Tengo derecho a que los demás me ayuden a sobrellevar el dolor. Especialmente los adultos que me quieren. Básicamente necesito que presten atención a lo que siento y digo, y me quieran pase lo que pase.
5. Tengo derecho a disgustarme por los problemas normales y cotidianos. A veces puedo estar de mal humor y puedo tener problemas en las relaciones con los demás.
6. Tengo derecho a sufrir “oleadas de dolor”. Estos sentimientos pueden ser muy fuertes e incluso pueden dar miedo. Cuando me siento así a lo mejor tengo miedo de estar solo/a.
7. Tengo derecho a apoyarme en mis creencias religiosas para estar mejor. Sean cuales sean mis creencias, puede que me ayuden de alguna forma a estar más cerca de la persona que ha muerto.
8. Tengo derecho a despedirme de quienes quiero. Ir, si quiero, al hospital, al tanatorio, al cementerio.
9. Tengo derecho a seguir adelante y sanar del dolor que me aflige. Vivir y continuar mi vida, consciente de que esa persona formará parte de mí.
10. Tengo derecho a incorporar en mi vida el mensaje de amor y de felicidad que me transmite el ser querido que ha fallecido, aunque para ello necesite tiempo de asimilación y de acompañamiento.
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